En Patchwork los retales se disponen al azar en un círculo al comienzo de la partida. Por turnos, los jugadores podrán ir haciéndose con esos retales pagando su valor en botones y colocándolos sobre su tablero individual.
Elaborar una colcha que pueda darte la victoria requiere mucho tiempo y esfuerzo. Los retales disponibles no encajan fácilmente y es tu labor colocarlos sabiamente. El jugador que mejor elija y cosa sus parches será el ganador. Acumula una gran reserva de botones y no dejes demasiados huecos… o te costarán la partida.
La duración de la partida se controla con un registro de tiempo, una pequeño tablero en el que se colocará el marcador de cada jugador. En Patchwork los turnos no son alternos, sino que siempre juega el jugador que vaya más atrasado en dicho marcador.
Aunque la sencillez de sus reglas sea gran parte de su éxito rotundo, Patchwork cuenta sin embargo con un puñado de detalles que le dan una gran profundidad estratégica: la gestión de las 54 unidades de tiempo del marcador, la acumulación de botones como moneda, los puntos negativos de los huecos de nuestra colcha…
Demuestra tus dotes de alta costura, o mejor aún, demuestra que eres un gran estratega y toma la mejor decisión posible en cada momento: acumular botones es importante pero también hacerte con ese retal que encaje perfectamente en tu colcha. Los huecos pueden llevarte a pagar una penalización muy alta al final de la partida y hacerte perder. Nunca se sabe.
Patchwork es obra del gran creador de juegos Uwe Rosenberg a quien debemos obras tan maravillosas como Agricola o El Banquete de Odín.